TEXTOS

Point to Point, Ojeda Becerra, Yaysis.

Apenas un punto marca el inicio sobre una basta superficie blanca: límite mínimo que determina atención, centro y cuestionamiento. Así lo fue también a finales de los noventas otro "agujero" —esta vez azul— que enfatizaba en lo valedero de un arte de vanguardia antidogmático y de visión plural. (1) Sobre estos presupuestos versó el proyecto Nuevos Monstruos o El Agujero Azul (1999), que constituyó una suerte de concentración de creadores representativos del quehacer plástico villaclareño en aquella década. Ese instante marcó un punto de transición en la trayectoria artística de uno de los participantes, Humberto Díaz Pérez (Santa Clara, 1975), quien se destacaba ya con varios premios y reconocimientos en salones provinciales para luego ser reconocido en el ámbito nacional por sus contribuciones a la expansión de las posibilidades expresivas de la cerámica artística en Cuba y su fusión con otras manifestaciones. Humberto, desarrolló un coherente discurso que descansaba sobre la manipulación de materiales cerámicos provenientes de producciones industriales y serializadas, además de la inclusión de otros componentes y medios enriquecedores de obras instalacionistas, que resultaron novedosos aportes al terreno de las sensaciones visuales. (2) Es de señalar que en la posterior evolución de sus obras – donde estas alcanzan una visión mucho más abarcadora - la cerámica dejará de ser protagonista aunque permanecerá como idea conceptual. Vía que lo conducirá a la exploración de nuevos soportes técnicos capaces de acentuar posturas reflexivas en su lenguaje, entre ellos: performance, fotografía, site specific work, instalación y video, presentes en la muestra de hoy. Point to point, es el recorrido que vuelve al punto de partida. Con él, quedan saldadas deudas de gratitud hacia una ciudad cómplice de la formación inicial del artista. Retribución, que se vuelve referente para las nuevas generaciones de creadores, a través de una mirada incompleta por significativas obras realizadas desde 2005 hasta la fecha por su autor. En estas, se establecen juegos de virtuales posibilidades e intrínsecos significados; simulacros a los que cada sujeto atribuye sentidos a partir de su propia realidad o de la realidad que cree suya. En tales manejos, Humberto ha devenido profundo conocedor de la psiquis humana, que teje y desteje ilusiones sin las cuales no existiría la poesía presente en cada pieza. Prudente manipulador, que va más allá de la entrega de obras conceptualmente estructuradas, a cambio de reacciones no tan inesperadas. En el caso de los site specific work – que llegan a modo de documentación fotográfica o en vídeo debido a su ubicación geográfica o a su carácter efímero - lo importante no es la breve transformación de los espacios devenidos objetos sino la implicación de las personas con el contexto, lo que concreta la obra en sí. Con la instalación Historia de amor atravesando una pared —concebida para esta ocasión— volvemos de algún modo a los eternos dilemas filosóficos: la incertidumbre pende en el aire como el mismo martillo en la pared. ¿Logró traspasarla en verdad? Las respuestas están en el espectador, mas no todos saben que los muros solo existen en la mente. NOTAS 1-Véanse las palabras del catálogo de la exposición "Nuevos monstruos o El agujero azul", del curador y crítico Antonio Pérez Santos. 2-Vale mencionar la obra S/T de la serie "Del polvo de la tierra" (2001), premiada en la VI Bienal de Cerámica Contemporánea Cubana, la exposición personal "Movimiento perpetuo" Castillo de la Real Fuerza de la Habana,(2003); o la pieza Inmersión (2005), de la muestra colectiva "Catálogo de abril" (Galería Provincial de Arte de Villa Clara).