Una vez más la ciudad deviene escena primigenia y privilegiada de la(s) diferencia(s), ámbito de la identidad compartida, territorio en el que tradiciones y diversidad cultural coexisten en una dimensión fecunda. Proyecto Batiscafo de La Habana concerta una nueva cita, allí donde las distancias se atenúan, y los lugares, también son lugares comunes. En esta ocasión, Bonnie Camplin, Enrico David –de Inglaterra-, Analía Amaya y Humberto Díaz –de Cuba- se integran, exploran la cartografía del “otro” y desde sus poéticas individuales si bien logran crear micro-narrativas que cuestionan su aprehensión de la diaria realidad, también exorcizan de esa otra subjetividad e íntima, lo insondable. El intercambio en su sentido más amplio –continúa enriqueciendo el diálogo entre artistas proporcionando la sustancia fundamental que anima dichas residencias. La exploración de un nuevo espacio por parte de los artistas extranjeros propicia autorreflexiones o, más aún, invenciones inconmensurables de realidades íntimas que mucho tienen que ver con la propia experiencia vital en un contexto ajeno, por demás complejo, en el que el factor tiempo juega un rol esencial. La premura con que han de llevarse a cabo las obras favorece esta mirada hacia el interior, reforzada además, por la ambigua y confusa condición de sentirse artistas-turistas y proyecta, incuestionablemente, trascendental intensidad al proceso creativo. Bonnie Camplin es un ángel caído y su extraordinaria sensibilidad suele venir acompañada por una peculiar manera de “contar historias”. Algunas de sus videocreaciones anteriores conforman comentarios reflexivos sobre los conflictos psicológicos de la naturaleza humana, sobre un entorno a veces incomprendido por antagónico y frágil. Concebidas como narraciones cortas y racionales dichas obras recrean sustancialmente parte del universo cultural-existencial-íntimo de la artista. “Colonial Fanny” es una obra creada a partir de su confrontación con La Habana, y, al mismo tiempo, un comentario.
